sábado, 10 de mayo de 2014

In the summertime



Aunque el calendario aún no le dio paso, el verano ya ha llegado. Siendo como soy de Málaga, no me queda otra que dedicar una entrada al sol, a Lorenzo, que aquí tiene vida y personalidad propia!

Si veis las etiquetas, lo he metido en casi todas las categorías que tienen que ver con la persona física y los famosos mitos. Vamos por partes, que me lío yo sola.

Existe la creencia que con protección solar te bronceas menos (se pega menos el sol, como decimos aquí). Pero ¿es verdad? Pues rotundamente NO. Os cuento de dónde viene esa falacia. Con protección la piel permanece hidratada y además no retiene tantísima temperatura como cuando tomamos el sol "a pelo", por lo que el riesgo de quemaduras se minimiza, y con él se eliminan casi todas las molestias provocadas por un día loco sin protección en la playa. Sí, me refiero a la tirantez (deshidratación), al picor y escozor(quemaduras de hasta primer grado) y a las famosas peladas o mudas de piel, que no es más que eso, una grandísima quemadura. Si eliminas todo eso y sólo te ves un poquito bronceada (directamente a color moreno), sin pasar por la fase del color salmonete que tanto criticamos a los guiris, la percepción que nos queda es: "a mí el sol no se me ha pegado".

Realmente lo que se ha producido es una total ausencia de las molestias ocasionadas por las quemaduras solares. Los bronceadores de nueva generación tienen componentes excitantes de la melatonina (que es la sustancia que tenemos en la piel y reacciona al sol haciendo que nos pongamos morenas), con lo que el proceso y tiempo de bronceado se reduce considerablemente. Ya no hay que quedarse como un lagarto tirada en la arena para poder lucir un bonito color. Los mejores bronceadores suelen estar en las farmacias, aunque en tiendas de cosméticos tienen otras marcas alternativas que no tienen nada que envidiar a las farmacéuticas. Pero, en cualquier caso, como para gustos los colores, lo importante es que os dejéis asesorar, porque encontramos protecciones desde un 2 de filtros UV-UVA, hasta lo que llamamos pantalla total que es de +50 que son los recomendados para pieles extremadamente sensibles como las de los bebés.

Ni que decir tiene que suelen tener una guía de aplicación que casi siempre nos saltamos de leer, total es un bronceador... Pues no, porque si no lo usamos correctamente pueden ocurrir dos cosas para empezar: que nos hayamos gastado una pasta para nada y que además nos achicharremos (porque no hemos estado protegidas).

Existen otras alternativas al moreno natural playero como son los rayos UVA y el bronceado de caña de azúcar. A ellos le dedicaré otras entradas.

En cuanto a los potenciales daños del sol de sobra son conocidos, sólo os comentaré que Hugh Jackman tiene melanomas. Lo que ocurre con estas cosas es que siempre les pasa a los demás y nunca a nosotros (y que siga así). Lo que os intento transmitir con esto es que es como una ruleta rusa: un lunar, una mancha, algo que aparentemente es pequeño e inocuo, el sol lo puede transformar. Eso en cuanto a lo terroríficamente terrible. Pero no olvidemos que la piel tiene memoria, y los daños infringidos, por muy jóvenes que seamos ahora, ya se encargará de cobrárnoslo con arrugas y deshidratación pasados los 30 años. Y los cosméticos ayudan a que sea menor el impacto. Pero ¿milagros? A Fátima. (Más vale empezar desde ya a cuidarnos ¿no?)

Conclusión: que el moreno favorece? Una barbaridad. Tomémoslo con la debida cautela. (Pero prefiero quedarme con el dicho: el mejor cosmético contra las arrugas es el sol que no se toma)

No hay comentarios:

Publicar un comentario